domingo, junio 07, 2009

Mejor en frío

    MEJOR EN FRÍO

  • ¡Luis, caray! ¿Eres tú? Joder, cuanto tiempo...

Me sorprendió el grito, y me sorprendió todavía más no poder situar ni la voz ni la cara del tipo regordete que lo había soltado.

  • Perdone, pero, ¿nos conocemos?

  • Pues claro, joder. Si es que hace tanto. Pero tú no has cambiado, chaval. Estás igualito.

Me alegré de estar “igualito”, pero no tenía ni idea de a cuando se refería.

  • ¡Soy yo, joder, Cosme! ¡Cosme Martí!

Ahora sí que me venía un rostro conocido a la memoria. Pero, como bien había dicho él, hacía mucho.

  • Ah, sí, claro. Cosme. Pues sí que hace años, sí. No te había conocido.

  • Jeje, más de treinta años, oye. Estás igual, pero mírate. Siempre pensé que llegarías lejos. Y mira con traje, en un despacho y con cargo...

  • Bueno, mi trabajo me ha costado, no te creas. Y tú, ¿qué tal?

  • Pues por eso venía a verte. Bueno a tí no, que no sabías que eras tú. Pero que alegrón verte aquí...

  • Tú dirás...

  • Es que resulta que necesito un préstamo. Se me ha complicado un poco la cosa, estoy algo liadillo y necesito que me echen una mano. Ya sabes. No será mucho, unos cuantos mrles mientras arreglo unas cosillas del trabajo y demás.

  • Ya. Pues me traes la documentación que te hace falta... – Marqué en un hoja las líneas que debía leer, y se la pasé. – Me lo traes y en una semanita te digo si es posible.

Me miró con cara de susto.

  • No te preocupes, que yo mismo me encargo de revisarlo.

  • Ah, entonces, mira, te lo voy dejando ya, porque resulta que ya he pedido alguna que otra vez un préstamo y vengo preparando.

  • Perfecto. – Cogí la carpeta que me tendía, y la revisé. Estaba todo, y hasta un poco más.

  • Eh... espero que no haya nada incorrecto, y que puedas mirarlo pronto.

  • Pues claro, hombre. Faltaría más. Si íbamos juntos al colegio, ¿cómo voy a poder olvidar eso?

  • Jajajaja, claro, claro. Y a ver si quedamos para una cervecita, para recordar esos buenos tiempos, ¿eh? Cuando vuelva, quedamos.

  • Hecho, sin problemas.

Le tendí la mano y le acompañé hasta la puerta.

  • Me vas a perdonar, pero tengo otras tres citas para esta mañana, y ya sabes...

  • Jajaja, siempre liado, sí, tranquilo. Nos vemos. No te olvides de revisarlo, ¿eh?

  • No podría, hombre, no podría...

Salió de la sucursal sacando pecho, y haciendo clara ostentación del saludo.

  • Nos vemos, Luis, no te olvides de llamarme para quedar, ¿eh?

Saludé y vi, sonriendo, como se iba calle abajo.

Me senté y saqué la carpeta. Puse los documentos en un expediente y lo cerré. Recordé a Cosme. A los años de colegio. Como pasábamos esos “buenos viejos tiempos” y sonreí.

Recordé los insultos, las bromas pesadas, las collejas y los desprecios.

Cogí el sello de DENEGADO y sin abrir la carpeta de cartón golpeé con él la portada.

La venganza se disfruta mejor en frío, dicen...